La primera elección que debemos hacer es la de la variedad de planta que queremos cultivar y los rasgos concretos que buscamos en ella, como el vigor, la rapidez en el crecimiento, la producción de cogollos, la resistencia a enfermedades (sobre todo a hongos y mohos, la fuerza y el vigor de las ramas de nuestras plantas o la facilidad para enraizar que tienen estas ramas).
Para ello las condiciones de la planta madre deben ser con buena protección de hongos y bacterias, así como de condiciones controladas en su desarrollo, pues servirán y serán patrones de siembra in vitro, pues todo esto dependerá el buen desarrollo de los próximos trabajos de siembra en laboratorio.
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